Acá es donde te cuento que mi vocación es ayudarte.
Y que quiero lograr un mundo mejor con unicorios color arcoiris y corazones danzando por el aire…
Lo que yo quiera le es indiferente a tu negocio. Y a ti, supongo.
Mejor veamos qué podemos hacer juntos.
Es bastante simple.
Necesitas atraer clientes a tu negocio.
Yo escribo para que los atraigas:
Hola, ¿qué hace? Venga a mi negocio.
Bueno, ojalá fuese tan simple como eso.
Tampoco es que sea tan complejo. No soy ingeniero de la nasa.
Lo que hago es fundirme en tus clientes, pensar y sentir como ellos, y luego escribirles desde ahí.
En el camino, tu negocio, tu marca, va tomando forma. Se diferencia de los demás, se posiciona.
Y así, tus clientes te dejan su dinero.
Mientras tú me dejas el tuyo, claro.
Siempre quise ser astrónomo. Así que entré a estudiar astronomía.
Solo duré 2 años. Pero te aseguro que aprendí mucho. De la vida, que de astronomía nada.
Me di cuenta de que yo quería invitar a las chicas a ver las estrellas pero no tener una vida dedicado al estudio y la ciencia.
Así que decidí cambiarme a algo menos demandante. Una carrera de negocios, que es donde te enseñan a tener tu propio negocio, ¿no?
Porque eso es lo que quería, tener mi propio negocio para no dar explicaciones a ningún pelotudo jefe y organizar mi horario para hacer lo que me salga de las pelotas.
Pero, no.
No.
Me enseñaron a hacer crecer el negocio de otro, pero no a ver nacer el mío.
En fin, cuando me di cuenta (como a fines del primer año), me dediqué a escalar.
Iba a clases siempre que no se interpusieran en mi escalada y así estuve hasta que fui un profesional «de negocios».
Y desde ese momento, empecé a trabajar «en lo mío» mientras empecé a estudiar y aprender de verdad (y escalaba).
A aprender sobre negocios. Y sobre qué es lo que hace que los clientes quieran comprar, qué es lo que los mueve, qué es lo que les quita el sueño.
Y así… hoy soy copywriter.
Además:
Soy un deportista frustrado. El talento no me dio para dedicarme a escalar, tener ranking a nivel nacional, tener auspiciadores y todo eso. Y ahora, que soy un viejoven, los ligamentos, tendones y poleas de mis manos viven hinchados y adoloridos.
Tengo un dedo mutante. Dos, en realidad.
Y soy bastante guapo (si me miras desde el ángulo adecuado*).
*No se garantiza ningún ángulo adecuado.
De más cosas te puedes enterar en tu correo.
Algunas personas que me conocen te pueden contar más.
Igual son medio mentirosos, ten cuidado.